Reivindicación de la militancia
Nos encontramos con una realidad partidaria difícil, venimos de una crisis muy profunda, de la que todavía no podemos salir.
El radicalismo es un partido político clave para el desarrollo de nuestro país. Contamos con militancia y militantes radicales en cada rincón de la Argentina, en cada ateneo, comité de circuito, centros culturales y de estudios sociales, clubes de barrio, fundaciones e incontables ámbitos de participación más, que reabrieron sus puertas gracias al advenimiento democrático de 1983.
Pero hemos cometido un error. Nos quedamos quietos esperando directivas, bajadas de línea y soluciones de nuestros dirigentes; gran equivocación que nos ha sumergido en algunos casos en una extrema inmovilidad y en algunas circunstancias en el cansancio y la renuncia a la militancia. De todo esto se desprende que algunas veces los militantes vivimos cargando culpas ajenas y por qué no propias, haciéndonos cargo de errores de terceros.
Tenemos mucho por hacer, miremos hacia adelante a la verdadera reconstrucción, busquemos la reparación. Cada uno de nosotros en nuestra militancia barrial, contamos con el respeto de nuestros vecinos, estamos siempre para poner la cara, para escuchar reclamos y en varios casos para llegar con la respuesta y la solución adecuada. ¿Cuántas veces metiste la mano en tu flaco bolsillo para financiar una actividad o darle una mano a alguien? Seguro que muchas. Sumamos muchas voluntades, tenemos el apoyo del afiliado y del amigo que siempre nos da una mano, ya sea para abrir un local, poner una mesa en una esquina, repartir casa por casa una carta o fiscalizar en una elección interna o general.
Cada uno de nosotros posee la fuerza militante para provocar los cambios por mínimos que sean, necesarios para transformar a nuestra sociedad, mucho más a nuestro partido. Hoy por hoy decir que uno es un militante político, es poco menos, que tirarle la honra a los perros(por culpa de los dirigentes deshonestos, en los que seguramente alguna vez también creímos) . Pero lo seguimos haciendo. Porque somos honestos e idealistas y estamos convencidos de que la política es la herramienta mas importante y poderosa con la que contamos, para mejorar la calidad de vida de nuestras comunidades.
Mostremos con orgullo nuestros nombres y apellidos y no necesitemos esperar un salvador de turno, porque es en la convicción, en las ideas y en la conducta, donde nos encontraremos todos. No dejemos que nadie vuelva a oscurecer nuestro futuro. Aprendamos cada uno de nosotros a dar con firmeza y convicción nuestros propios pasos.
Nos encontramos con una realidad partidaria difícil, venimos de una crisis muy profunda, de la que todavía no podemos salir.
El radicalismo es un partido político clave para el desarrollo de nuestro país. Contamos con militancia y militantes radicales en cada rincón de la Argentina, en cada ateneo, comité de circuito, centros culturales y de estudios sociales, clubes de barrio, fundaciones e incontables ámbitos de participación más, que reabrieron sus puertas gracias al advenimiento democrático de 1983.
Pero hemos cometido un error. Nos quedamos quietos esperando directivas, bajadas de línea y soluciones de nuestros dirigentes; gran equivocación que nos ha sumergido en algunos casos en una extrema inmovilidad y en algunas circunstancias en el cansancio y la renuncia a la militancia. De todo esto se desprende que algunas veces los militantes vivimos cargando culpas ajenas y por qué no propias, haciéndonos cargo de errores de terceros.
Tenemos mucho por hacer, miremos hacia adelante a la verdadera reconstrucción, busquemos la reparación. Cada uno de nosotros en nuestra militancia barrial, contamos con el respeto de nuestros vecinos, estamos siempre para poner la cara, para escuchar reclamos y en varios casos para llegar con la respuesta y la solución adecuada. ¿Cuántas veces metiste la mano en tu flaco bolsillo para financiar una actividad o darle una mano a alguien? Seguro que muchas. Sumamos muchas voluntades, tenemos el apoyo del afiliado y del amigo que siempre nos da una mano, ya sea para abrir un local, poner una mesa en una esquina, repartir casa por casa una carta o fiscalizar en una elección interna o general.
Cada uno de nosotros posee la fuerza militante para provocar los cambios por mínimos que sean, necesarios para transformar a nuestra sociedad, mucho más a nuestro partido. Hoy por hoy decir que uno es un militante político, es poco menos, que tirarle la honra a los perros(por culpa de los dirigentes deshonestos, en los que seguramente alguna vez también creímos) . Pero lo seguimos haciendo. Porque somos honestos e idealistas y estamos convencidos de que la política es la herramienta mas importante y poderosa con la que contamos, para mejorar la calidad de vida de nuestras comunidades.
Mostremos con orgullo nuestros nombres y apellidos y no necesitemos esperar un salvador de turno, porque es en la convicción, en las ideas y en la conducta, donde nos encontraremos todos. No dejemos que nadie vuelva a oscurecer nuestro futuro. Aprendamos cada uno de nosotros a dar con firmeza y convicción nuestros propios pasos.
Un afectuoso saludo, de un Militante más.
